En uno de estos pueblos, de cabañas recostadas sobre las laderas, Atahualpa Yupanqui se afincó en los años '30, permaneciendo durante algunos años allí. Varias de sus composiciones recuerdan esos tiempos. Este pueblo es Raco, cuyos orígenes hay que buscarlos en las congregaciones jesuíticas del siglo XVII. En Adiós Tucumán Yupanqui decía:
Adiós mi pago querido,
mi rancho de Raco,
mi lindo sauzal.
Cuando te cante en mi zamba
quién sabe tu gaucho
por dónde andará.
Hoy Raco es casi exclusivamente un pueblo de veraneo, que ostenta una moderna y vistosa iglesia, como no podía ser de otra manera, recostada sobre una ladera. A muy pocos kilómetros, en El Siambón, se levantó hace mas de 50 años el importante monasterio benedictino Cristo Rey.
RACO TODO EL AÑO, QUE LINDO POR DIOS!!
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