Llegar a este punto de la Ruta 40 desde la ciudad de Salta es atravezar geografías que se nombran con palabras perdidas en mis mas antiguos sueños de aventura, épocas en que tomar un tren del Roca para ir al centro era lo mas lejano a lo que podía aspirar. La Cuesta del Obispo, el Parque Nacional Los Cardones, la Recta de Tintin, uno a otro van pasando, hasta llegar a un valle de agradable altura surcado por un par de riachos que quien lo diría algunos miles de kilómetros mas adelante y varios cambios de nombre se transforman en el Salado (culpable de las devastadoras inundaciones de Santa Fe) y acaban su historia en el Paraná.
Cachi, de los pueblos norteños que tuve la suerte de conocer, es el que mas agradable a la vista nos trae ese recuerdo del pasado, de construcciones rústicas, calles empedradas de ancho dispar, de adobe, de piedra, y de cardón, única madera autóctona de la zona.
La iglesia San José es casi tan antigua como la reducción indígena que dio origen a la Hacienda de Cachi allá por mediados del siglo XVIII. Original de adobe, fue el oratorio privado de los dueños de la hacienda, la familia Aramburu. Los dos cambios mas significativos a lo largo de los siglos fueron el cambio del techo por uno de zinc y el agregado de una fachada neoclásica a fines del siglo XIX.
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